jueves, 1 de octubre de 2009

DE ADORNO A BURDIEU

De Adorno a Bourdieu


Resúmen del Capítulo

En el primer volumen del capital, Marx explica como dos mercancías con “valores de uso” bastante diferentes pueden intercambiarse en condiciones de igualdad, sobre la base del principio de que ambos contienen la misma cantidad de trabajo abstracto, por ejemplo si comporta la misma cantidad de fuerza de trabajo hacer un pastel de navidad y un juguete, estos dos productos tendrían el mismo valor de cambio, lo que quiere decir que ambos se pueden adquirir con la misma cantidad de dinero. Pero con ello se suprimen las diferencias específicas entre estos objetos, pues su valor de uso se subordina a su equivalencia abstracta.

En el ámbito político de la sociedad burguesa, todos los hombres y mujeres son iguales en sentido abstracto en cuanto votantes y ciudadanos: pero esta equivalencia teórica sirve para enmascarar su desigualdad concreta en el seno de la “sociedad civil”.

Todos los individuos son iguales ante la ley, pero esto no hace más que enmascarar el hecho de que en última instancia la propia ley está del lado de los propietarios. Para el Marxista de la escuela de francfort Theodor Adorno, este mecanismo de intercambio abstracto es el secreto mismo de la propia ideología. Este pensamiento se ve trastornado ante la visión de la “otredad”, de aquello que amenaza con rehuir a su propio sistema cerrado, y lo reduce violentamente a su propia imagen e identidad “si el león tuviese conciencia su ferocidad ante el antílope que desea comer seria ideología”.

Así, la ideología, para Adorno, es una forma de “pensamiento de la identidad” un estilo de racionalidad veladamente paranoide que de manera inapelable transmuta la singularidad y pluralidad de las cosas en un mero simulacro de sí mismo, o los expulsa fuera de sus fronteras en un acto de exclusión movido por el pánico. Según esta versión lo contrario de ideología no sería la verdad o la teoría, sino la diferencia o la heterogeneidad.

Para Adorno, el paradigma supremo de esta razón negativa es el arte, que habla de lo diferente y de lo no idéntico, haciendo valer las pretensiones de lo particular sensible frente a la tiranía de alguna totalidad inconsútil. La identidad es pues, en opinión de Adorno, la “forma primaria” de toda ideología, nuestra conciencia reificada refleja un mundo de objetos inmovilizados en su monótonamente ser idéntico a sí mismo, y al apegarnos así mismo a lo que es, a lo puramente “dado”, nos ciega a la verdad de que”lo que es, es más que lo que es”, sin embargo, Adorno ni elogia acríticamente la noción de diferencia ni denuncia inequívocamente el principio de identidad.

En su dialéctica de la ilustración (1947), obra conjunta de Adorno y de su colega Marx Horkheimer, la razón se ha vuelto inherentemente violenta y manipuladora pisoteando las particularidades sensibles de la naturaleza y del cuerpo. El simple hecho de pensar es cómplice culpable de la dominación ideológica; pero abandonar sin más el pensamiento instrumental seria recaer en un bárbaro irracionalismo. Este principio de identidad se esfuerza por suprimir toda contradicción, y para Adorno este proceso ha alcanzado su perfección en el mundo reificado, burocratizado y administrado del capitalismo avanzado. Una visión igualmente sombría es la que proyecta el colega de adorno en la Escuela de Francfort, Herbert Marcus, en pocas palabras dice, la ideología es un sistema totalitario que ha gestionado y desvirtuado todo conflicto social.

Es un puro formalismo imaginar que la “otredad”, la heterogeneidad y la marginalidad son beneficios políticos absolutos al margen de su contenido social concreto; como hemos visto Adorno no pretende simplemente sustituir la identidad por la diferencia, pero su sugestiva critica de la tirania de la equivalencia le lleva demasiado a menudo a “demonizar” el capitalismo moderno como un sistema sin suturar, pacifico y autor regulado.

El filósofo tardío de la Escuela de Francfor Jürgen Habermas sigue a Adorno en la recusación del concepto de una ciencia marxista, y en su rechazo a otorgar privilegio particular alguno a la conciencia del proletariado revolucionario, Habermas se centra en los recursos dl lenguaje comunicativo. Para el la ideología es una forma de comunicación sistemáticamente distorsionada por el poder, un discurso que se ha convertido en un medio de dominación y que sirve para legitimar las relaciones de la fuerza organizada. Habermas llama la atención sobre la posibilidad de todo un sistema discursivo que esta deformando en cierto modo.

Si una estructura comunicativa esta distorsionada sistemáticamente, tendera a pensar el aspecto de normatividad y justeza una distorsión que es tan profunda tiende a anularse y desaparecer de la vista igual que no llamaríamos desviación o incapacidad a un Estado en el que todos anduviesen mal u omitiesen siempre la h.

Habermas tiene el merito de que no suscribe semejante visión distopica fantástica de una ideología omnipotente y omniabsorbente. Si la ideología es un lenguaje desvirtuado, presumiblemente debemos tener alguna idea de cómo sería un acto comunicativo autentico. Habermas suscribe una teoría de la verdad basada mas en el consenso que en la correspondencia, lo que quiere decir que entiende menos la verdad como una adecuación entre mente y mundo que como una cuestión del tipo de enunciado que llegaría a aceptar todo aquel que pudiese entrar en un dialogo libre con el hablante.

Hay una diferencia importante entre este estilo de pensamiento y el de los miembros de la Escuela de Francfort, como hemos visto para estos la sociedad, en su estado actual, es totalmente reificada, y tiene un éxito siniestro en su capacidad de administrar las contradicciones liquidándolas. La idea de una racionalidad comunicativa es otra manera de asegurar un vinculo interno entre el presente y el futuro y de este modo es, como el propio marxismo, una forma de critica inmanente; a menudo se ha acusado a Habermas de ser racionalista, y sin duda dicha acusación es algo justa.

Para Habermas, lo contrario de ideología no es exactamente verdad o conocimiento, sino esa forma particular de racionalidad interesada que denominamos critica emancipadora; Habermas dice que las instituciones sociales dominantes son algo a fin a las pautas de conductas neuróticas, pues encierran la vida humana en un rígido conjunto de normas compulsivas y con ello bloquean el camino de la autorreflexion critica, Habermas considera el psicoanálisis como un discurso que intenta emanciparnos de la comunicación sistemáticamente distorsionada por lo que tiene un denominador común con la crítica de la ideología.

Los marxistas hablan a menudo de “contradicciones ideológicas”, así como de “contradicciones en la realidad” aunque la cuestión de si tiene sentido esta forma de hablar es objeto de controversia entre ellos. Así se puede pensar que las contradicciones ideológicas de alguna manera reflejan o corresponden a las contradicciones de la propia sociedad. La conducta neurótica es una estrategia para afrontar, abarcar y resolver conflictos genuinos, aun si los resuelve de manera imaginaria; la conducta no es solo n reflejo pasivo de este conflicto, sino una forma activa, aunque mistificada de compromiso con él.

El filósofo marxista francés Althusser, en opinión dice: la reificación, como su categoría hermana de alienación, presupone una esencia humana que experimenta un alienamiento y como Althusser es un marxista rigurosamente antihumanista, que renuncia a cualquier idea de “humanidad esencial”, difícilmente puede basar su teoría de ideología en estos conceptos ideológicos. Althusser sostiene que todo pensamiento se despliega en los términos de una problemática inconsciente que de manera silenciosa subyace en el. La distinción althusseriana entre ciencia e ideología es epistemológica y no sociológica. Althusser no afirma que una elite de intelectuales enclaustrada tenga el monopolio de la verdad absoluta, mientras que las masas se debaten en una ciénaga ideológica. Por el contrario, una intelectual de clase media puede vivir más o menos íntegramente en el ámbito de la ideología, mientras que un trabajador con conciencia de clase puede ser un excelente teórico.

Para Nietzsche la acción es una hipersimplificacion enorme, aunque necesaria, de la inabarcable complejidad del mundo, que por consiguiente no puede coexistir con la reflexión. El obrar significa reprimir o cancelar esta reflexión, adolecer de une cierta amnecia u olvido producido por uno mismo. Asi la ideología puede resumirse como “una representación de las relaciones imaginarias de los individuos con sus condiciones reales de existencia”. En la ideología escribe Althusser, “los hombres expresan realmente, no la relación entre ellos y sus condiciones de existencia, sino la manera en que viven la relación entre ellos y sus condiciones de existencia: esto presupone tanto una relación real como una relación imaginaria vivida…” en la ideología, la relación real esta investida inevitablemente en la relación imaginaria.

El carácter políticamente sombrio de la teoría de Althusser se apresia en su misma concepción de la formación del sujeto. El término “sujeto” significa literalmente lo que está debajo, en el sentido de un fundamento ultimo; y a lo largo de la historia de la filosofía se han propuesto numerosos candidatos para esta punición. Únicamente en el periodo moderno el sujeto individual se vuelve fundacional en este sentido. Pero mediante un juego de palabras es posible convertir lo que esta de bajo en lo que es sometido, y parte de la teoría althusseriana de la ideología gira en este conveniente desplazamiento verbal.

La ideología no es principalmente cuestión de idea: es una estructura que se impone a nosotros sin tener que pasar necesariamente por nuestra conciencia; es cierto que la ideología es menos cuestión de ideas que de sentimientos, imágenes y reacciones emocionales; pero a menudo las ideas forman una parte importante de esta, como resulta obvio en las ideologías teóricas de santo Tomas y de Adam Smith.

La ideología implica sujetos; pero para Althusser el conocimiento es un proceso “si sujetos”, de modo que la ideología debe ser, por definición; un proceso no cognitivo. Es más una cuestión de experiencia que de comprensión; y en opinión de Althusser sería un error empirista creer que la experiencia podría dar lugar alguna vez al conocimiento. La ideología es una concepción de la realidad centrada en el sujeto; y por lo que concierne a la teoría, toda la perspectiva de la subjetividad está obligada a equivocar las cosas, considerando que de hecho es un mundo descentrado desde una perspectiva engañosamente “centrada”. Pero aunque la ideología, sea por tanto, falsa cuando se considera desde la posición privilegiada externa de la teoría, no es falsa “en si” pues este sesgo subjetivo en relación con el mundo es mas cuestión de relaciones vividas que de proposiciones controvertidas.

El sociólogo francés Pierre Bourdieu se interesa más por examinar los mecanismos por los que la ideología incide en la vida cotidiana. Bourdieu desarrolla en su Esbozo de una teoría de la practica (1977) el concepto de habitus por el que designa la inculcación en hombres y mujeres de un conjunto de disposiciones duraderas que generan practicas particulares. Como los individuos en sociedad actúan de acuerdo con estos sistemas interiorizados lo que Bourdieu denomina el “inconsiente cultural” podemos explicar de qué manera sus acciones puedan estar reguladas de forma objetiva y armonizada sin ser en modo alguno resultado de la obediencia conciente a las reglas.

El habitus es por tanto el mecanismo de retransmisión por el que las estructuras mentales y sociales se encarnan en la actividad social diaria; al igual que el propio lenguaje humano, el habitus es un sistema abierto que permite a las personas afrontar las situaciones imprevistas y siempre cambiantes; es por tanto, n principio generador de estrategias que permite una innovación incesante en vez de un guion rígido.

Relación con la Comunicación:

Así mismo como en la vida cotidiana la comunicación es imprescindible para poder transmitir ideas pensamientos emociones y demás; de la misma manera tenemos que la ideología se transmite desde pequeños y de la misma manera está presente en nuestro diario vivir y es considerable como la relación que nos permite entender al ser humano como ser social y que hace que nos diferenciemos de los demas ñpor nuestra manera de pensar de ser y de transmitir nestras ideas más simples y complejas.

Grupo:
-Vanessa Méndez
-Tatiana Ordoñez
-Xavier Rodriguez

1 comentario:

Burdened dijo...

pelados, el trabajo no es resumen, y ni parece que lo era (demasiado largo).. recuerden que debemos preocuparnos tanto en la forma como en el contenido del mensaje.. y que el blog debe ser agradable para gente joven

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