DISCURSO E IDEOLOGÍA
REFLEXIÓN TEÓRICA
Bajo los varios postulados de ideología que hemos visto a partir del texto de Terry Eagleton en los que manifiesta múltiples filamentos conceptuales de la misma, llegamos a la reflexión de otro punto no menos importante: el discurso y la ideología.
Una gran parte del discurso tradicional acerca de la ideología, se ha manifestado en términos de conciencia e ideas. Muchos de estos términos poseen usos adecuados pero otros muchos tienden a orientarnos inconscientemente hacia el idealismo
El autor expresa un término medio de concepción de la ideología। Dicho mediador, impide categorizar a la ideología como un conjunto de ideas sin cuerpo, o en su defecto, entenderla como una cuestión de pautas conductuales, sino que se trata de “concebir a la ideología como un fenómeno discursivo o semiótico” [1]. Con esto el autor desea señalar la materialidad, ya que al hablar de signos hablamos de entes materiales.
A decir de los signos y la ideología, Voloshinov[2] formula que “sin signos no hay ideología”. Bajo esta premisa, intenta vincular estrechamente a ideología con los significantes que son materiales y que permiten palpar la concepción de ideología, misma que también se corporiza a partir de éstos con su recurso: el discurso estructurado a partir de la palabra, “el fenómeno ideológico por excelencia”, pues la conciencia que es la interiorización de palabras, surge únicamente por la existencia del materialismo de los signos.
Si bien es cierto las ideologías se adquieren y cambian además de adquirirse, expresarse y reproducirse a través del texto o el habla, es decir por medio del discurso con su recurso de la palabra, no son inherentes solamente a la palabra. La significación de discurso como pronunciación netamente oral, es una acepción pobre y poco amplia. También las imágenes son mecanismos de introducción ideológica en la sociedad. El lenguaje con su segmento de la comunicación no verbal también es partícipe en la conformación de un discurso ideológico. Aparece entonces, un boceto de una teoría de ideología materialista según el autor. En alusión al lenguaje, vale la pena recalcar que el concepto clásico de ideología de ninguna manera se limita a la pronunciación de un discurso interesado, o a la producción de efectos persuasivos, más bien se refiere a “los procesos por los que se enmascaran, racionalizan, naturalizan y universalizan cierto tipo de intereses, legitimándolos en nombre de ciertas formas de poder político”.
Así, todo proceso discursivo está inscrito en relaciones ideológicas, y estará moldeado interiormente por su presión. Como ejemplo de esto, el autor toma como referencia al lenguaje, diciendo de este que es un sistema autónomo –relativamente autónomo – pues es empleado por las sociedades sin distinción de clases, ni género, pero esto se da precisamente porque forma una base común de todas las formaciones discursivas, se convierte en el medio de conflicto ideológico por los paradigmas establecidos dentro de las sociedades.
RELACIÓN COMUNICACIONAL Y OPINIÓN
En los entramados comunicacionales del cotidiano encontramos la conformación de las dos categorías reflexionadas anteriormente: ideología y discurso en un solo concepto, discurso ideológico. Tanto los mass media como los grupos políticos empecinados en que preponderen sus paradigmas, hacen uso de la palabra - recordemos, el fenómeno ideológico por excelencia - y también del recurso propagandístico – con su potencial arma, la imagen como portadora de “verdad”- . Esto demuestra como en ocasiones los intereses antagónicos y particulares - de los que departe el autor – están latentes en los discursos.
Respecto de esto tomemos solo como un ejemplo que de casualidad pasa por mi mente a la campaña propagandística gubernamental, que con sus multitudinarios bombazos televisivos y radiales, intenta recrear y dar más peso a la idea del sumak kawsay (buen vivir) en memoria de los ecuatorianos. Otro tópico, eje central de los anuncios propagandísticos gubernamentales, es el contrastar entre el pasado y el presente y vislumbrar los pasos agigantados del nuevo modelo de gobierno, o sea del presente. Y no sólo es recurso del gobierno central, también es utilizado en la gobernación porteña de Guayaquil, donde las imágenes muestran una ciudad moderna y reconstruida en los cimientos del progreso, claro está, son las fotos de un segmento de la metrópolis. Quiero ser enfático, es sólo un ejemplo que me atreví a tomar, sin el ánimo de un ataque.
Y qué decir de los constructores de la realidad, los medios de comunicación. Vemos como periodistas que aducen ser portadores de objetividad, optan por tomar posturas derechistas o izquierdistas, a favor o en contra del gobierno de paso, ejerciendo gran poder en las masas por la omnipotencia de los medios. Y es que tienen su plan clandestino manejado suspicazmente bajo un buen discurso somnoliento para los espectadores. O sino por qué presentan el LATIN AMERICAN IDOL, los interminables TORNEOS DE FÚTBOL, entre otros “estupefacientes”. Acerca de de este punto, Ramonet no comenta: “el proyecto ideológico de los grupos mediáticos consiste en tener un discurso no forzosamente de desinformación, pero ideológicamente un discurso de apaciguamiento social. Globalmente consiste en decir a aquellas personas que objetivamente tendrían motivos para protestar, decirles que están viviendo en el mejor de los mundos. Entonces el proyecto ideológico de los grupos dominantes busca disimular la dominación. Busca encontrar que es natural que existan una serie de injusticias: Es natural que haya analfabetismo, es natural que las clases desfavorecidas tengan que sufrir desde el punto de vista de la salud pública, de los equipamientos, etc. Es en cierta medida un discurso de desmovilización”[3].
[1] EAGLETON, Terry, “Ideología”, Capítulo 7, página 250.RAMONET, Ignacio,
“El proyecto Ideológico de los grupos dominantes busca disimular la dominación”, entrevista concedida a Radio Nederland [en línea] www.mediosycomunicaciondeaca.wordpress.com [consulta: 03.10.09]
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