jueves, 31 de diciembre de 2009

LA SOCIEDAD CIVIL Y SOCIEDAD POLITICA:

Definición:
No existe una definición definitiva. ¡La sociedad civil se refiere a la esfera de acción colectiva no coercitiva que aglutina intereses, propósitos y valores comunes. Las fronteras o digo las divisiones entre el estado, la sociedad civil, la familia y el mercado, a menudo, son complejas, porosas y negociadas. La sociedad civil suele incluir una diversidad de espacios, actores, y formas institucionales, las cuales varían según sus propios niveles de formalidad, autonomía y poder

La sociedad civil1 jamás estuvo bajo el escrutinio público tanto como en la actualidad. Los disturbios políticos y económicos que siguieron a la Guerra Fría afectaron profundamente la distribución del poder. Con anterioridad, los Estados reclamaban el monopolio del poder bajo la forma de soberanía del Estado; hoy esa autoridad está en declive. En la actualidad, el poder lo reclaman o cuestionan cada vez más los negocios globales y la sociedad civil. En todo el mundo la .ley blanda. Que asume la forma de lineamientos y recomendaciones está surgiendo como cuerpo generalizado de práctica global, aunque aún no adquiere la misma fuerza que el derecho internacional; sin embargo, los Estados la pasan por alto bajo su propio riesgo.

En el ámbito nacional, el libre comercio ha erosionado el poder de los gobiernos para influir en las actividades empresariales que, como sucede con múltiples industrias, tienen la opción de trasladar sus instalaciones a países más receptivos. Por otra parte, la sociedad civil con frecuencia reta el derecho que tienen los gobiernos de hablar en nombre del pueblo, y a menudo es utilizada para canalizar la asistencia para el desarrollo de una manera que pasa por alto a los funcionarios. Las ONG ofrecen actualmente más asistencia para el desarrollo que todo el sistema de las Naciones Unidas. En un gran número de países, estas organizaciones están ofreciendo servicios comunitarios esenciales que los gobiernos tambaleantes ya no pueden proporcionar. Por otra parte, los gobiernos sólo parecen ser libres para elegir cuando se trata de establecer reglas económicas. Sin embargo, cada vez más, estas reglas las establecen los mercados, y las ponen en marcha con su propio poder.

En los últimos años, este término se repite e invoca en el Ecuador con mucha frecuencia. En el lenguaje y la intención de ciertos analistas, críticos y partes interesadas, lo que él encierra vendría a constituir una especie de opción o alternativa para prescindir de los partidos políticos y, en virtud del fracaso de estos, tomar en su lugar la representación política de la sociedad. Es tan serio este planteamiento y de tanta actualidad, que bien vale efectuar algunas reflexiones sobre él.

En primer lugar ¿qué debemos entender por sociedad civil? En términos generales, la locución, que fue acuñada desde la época romana, sugiere una acepción tan amplia que bien podríamos considerar que integran la Sociedad civil todos aquellos que no pertenecen al clero y a la fuerza pública, ámbito tan vasto que, dentro de él, hasta podrían ser incluidos los propios partidos políticos. Sin embargo, técnicamente, el concepto moderno, que nace en la década de los noventa a partir de las ideas de los cientistas sociales norteamericanos, es más restringido; abarca solamente a aquellos grupos y organizaciones que no forman parte de la política formal ni integran el sector público de la economía.

En nuestro país, esos grupos han venido controvertiendo la forma de hacer política por parte de los partidos y, tal es el nivel de detracción que en realidad se trasluce el deseo de suplantarlos y abarcar la actividad política al mismo tiempo que denuestan de ella como algo pernicioso. Esto implicaría que, en lugar de los partidos políticos, tendríamos como actores a las diferentes, Organizaciones no Gubernamentales "ONG", como asociaciones de defensores de los derechos humanos, ecologistas, feministas, gremios sindicales, en especial los del sector público, minorías étnicas, defensores de la fauna, educadores sindicalizados, etc., todos ellas, agrupaciones muy respetables que representan segmentos de la sociedad en diferentes campos, pero que pretenden asumir la representación de toda ella. Esta especie de corporativismo, que ya fracasó cuando cayeron los regímenes fascistas, no es la mejor forma de desarrollar la democracia, pues, si bien dentro de la sociedad existen grupos que defienden intereses parcelarios importantes, ellos no pueden sustituir a los ciudadanos como titulares del derecho a participar en la toma de decisiones trascendentales dentro de la vida del Estado.

En realidad, la sociedad es una sola y quienes pertenecen a lo que se ha dado en llamar sociedad civil debe constituirse en complemento de los partidos políticos y no tratar de destruirlos, pues ellos son consustanciales a la democracia

Acerca de la naturalidad de la sociedad política
Decir que la sociedad política tiene carácter natural significó originariamente que su justificación y su razón de ser van más allá de la mera instrumentalidad. A diferencia de la concepción propia de la Modernidad, los antiguos creyeron que la sociedad política no es un mero instrumento ideado para suministrar ciertos bienes jurisdicción, legislación y defensa- que la sociedad civil o el mercado son incapaces de sumi-nistrar. Para la concepción antigua, decir que la sociedad política es natural es lo mismo que atribuirle un papel educativo, un lugar privilegiado en el desarrollo-actualización de la condición natural del ser humano. Los orígenes de la idea se remontan al ideario que sirvió de base a la experiencia política de la polis ateniense y de aquí pasó a la tradición republicana.

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