sábado, 14 de noviembre de 2009

Congreso de Sociología - Ley de las Aguas


En el congreso de sociología en la Universidad Central del Ecuador, el docente Alex Zapata, habló sobre la nueva ley de Aguas, donde comenzó su exposición explicando sobre la primera ley de aguas creada en el Ecuador en 1835, gracias a varios problemas existentes en el país. E Estado creo varios modelos de esta ley de las aguas por la dependencia económica existente por uso del agua.

Las primeras leyes creadas en el Ecuador se las denomino las políticas cepalinas creadas por el CEPAL, donde se dividió el dominio del agua en público, privado y comunal, pero todo esto atrajo una serie de varios problemas como la disputa sobre quién es el verdadero dueño de las aguas, además otros problemas de corrupción donde la venta del agua "por debajo de la mesa era cuestiones rutinarias del Estado y sus miembros para enriquecerse", sin tomar en cuenta la afectación a la comunidad a que estaban afectando.

En 1972 se crea un nuevo modelo denominado el modelo de ajuste estructural, mediante la creación del INEDI, se crea una nueva ley nacionalista, donde el derecho sobre el agua pasa a ser solo del Estado, pero solo de una manera superficial ya que basándose en la concepción de " mientras más tierra tiene, mas agua necesita" prácticamente vendieron el derecho sobre el agua todo los terrateniente de todo el territorio ecuatoriano.

Ya para nuestra época el modelo de gestión pública de las aguas, toma principalmente y primordial a la base económica para la formulación de tal modelo, y además basándose en la lógica extractivista busca un nuevo cambio social.

A nuestro parecer la nueva ley de aguas lo que busca es la privatización del mismo y monopolizar este recurso natural ya que se lo ha planteado como una forma de ingresos económicos.

Ignoramos ciertamente el verdadero propósito de tan desatinada disposición, que bien puede resultar una forma encubierta de instalar verdaderos monopolios sobre estas empresas turísticas, ya que algunos intereses bien pudieran ocultarse bajo las comunidades a fin de tomar el control de esos balnearios.

Lo lógico hubiese sido, de querer realmente dar un beneficio a los sectores comunitarios donde se ubican aquellas fuentes de aguas termales, disponer en la ley porcentajes de participación en las respectivas utilidades, para obras de beneficio comunal como vías, locales escolares, instalaciones sanitarias, etc. dando así utilidad social a este tipo de negocios, pero no obligar a las empresas a una venta de la mayor parte de su paquete accionario, supuestamente a las comunidades que carecen por lo general y salvo excepciones puntuales, de capacidad económica, de gestión y manejo de este tipo de negocios que simplemente no pueden improvisarse, peor dejar en virtual abandono potenciales fuentes de recursos dentro de un manejo sustentable de la industria turística. Esta y otras incongruencias hacen del proyecto de Ley de Aguas un cuerpo legal sumamente cuestionado.

Siendo lo único que se puede esperar es que la ley se imponga contrariando la voluntad de quienes tienen que ver mas directamente con el asunto o en su defecto que acabemos con una colcha de retazos con remiendos para contentar a unos y a otros

No queda otro camino que comenzar preparando un nuevo proyecto que esta vez primero recoja la mayor cantidad de puntos de vista para luego entregarlo a la sociedad para su debate.





1 comentario:

Ahmed dijo...

Partiendo del hecho de que el país es «multicultural», la creencia de pertenencia del agua no puede, si se desea un verdadero concenso, ser estrictamente regida o juzgada por el Estado Yo creo, personalmente, que el sincretismo respecto al agua es muy dificil de conseguir. Para varios grupos indígenas el agua es un bien común, es casi tan sagrado como el alimento diario, para otros grupos es otro recurso a ser privatizado. No hay duda de que lo mejor sería una decisión por consulta popular, pero en ese caso, los que pierdan, reclamarán tan fuertemente que, bien o mal, la contraparte tendrá que ceder... entonces «los logros» se convierían en reiterativos fracasos. El concenso, en temas como el agua, se podría lograr probablemente con diferentes proyectos basados y enfocados en las diferentes posturas socio-políticas.

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